La historia de la familia Maltese comenzó en Sicilia hace cinco generaciones, en el siglo XIX.
La familia Maltese recibió el apodo de “I cardeddra”, que se refiere en dialecto a una hierba persistente, apodo que se atribuyó a una progenitora de la familia Maltese, viuda de tres maridos, todos ellos muertos en las distintas guerras, y que se quedó con 13 hijos y una empresa que dirigir. Tras su muerte, cuatro generaciones se ocuparon de las tierras de los Maltese, hasta llegar a Gianfranco, que hizo de su pasión por el vino un trabajo, convirtiéndose en enólogo y recuperando algunas variedades de vino antiguas.
Toda la familia colabora con Gianfranco: Nino (su padre) en el viñedo, María (su madre) en la cocina y Linda (su hermana) a cargo de la gestión, la comunicación y la comercialización. El conocimiento y el uso de las redes sociales y de las técnicas de micromecenazgo y las herramientas de marketing han convertido a Gianfranco en un punto de referencia también para otros productores agrícolas de la zona.
Nombre: Gianfranco Maltese.
Año de nacimiento: 1984.
Sexo: Hombre.
Formación: Bachillerato (con Diploma de Enólogo).
Ocupación: Agricultor y juez internacional de vino.
Localización de la finca: Marsala, Contrada Tabaccaro.
Superficie de la finca en ha: 13,90 ha + 1,10 ha (propiedad de su madre).
Descripción de la finca: La familia Maltese inició la explotación alrededor del año 1800 en la parte occidental de Sicilia, en una zona de colinas con vistas al mar. En 2004, Gianfranco se hizo cargo de la empresa y comenzó a replantar viñedos autóctonos (Perricone, Damaschino, Nave, Catanese Bianca). Su enfoque se basó en una visión revisada de la agricultura familiar, centrada en la agricultura ecológica certificada, la biodiversidad, el cierre de la cadena de suministro desde la uva hasta las botellas, el crecimiento de la explotación impulsado por la exportación, la integración del producto principal con los cultivos de hortalizas (de antiguas recetas en macetas), aceitunas (aceite de oliva virgen extra de la variedad Biancolilla) y cereales antiguos (trigo duro: Russello y Timilia; y trigo; Maiorca y Maiorcone). Los productos se ofrecen tanto en la granja como en línea a través de sitios web de comercio electrónico como e-Bay y Amazon, y a través de la venta directa (B2C en Japón y algunos países europeos y B2B en Austria y los Países Bajos). Esta experiencia se comparte con otros jóvenes agricultores. Dicha colaboración ha contribuido a abrir en 2019 dos tiendas, una en Bruselas (Bélgica) y otra en los Países Bajos (lamentablemente está cerrada en la actualidad por la crisis de la Covid-19).
Sitio web http://tenutamaltese.blogspot.com/
La mayor parte de los fondos procedían de la promoción del sector vitivinícola financiada en 2013-2014 por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Políticas Ambientales (MiPAAF) 2013-2014, centrada en la sostenibilidad y la economía circular, y de los Planes de Organización Común (gira de promoción 2016-2017 en Japón). El resto fue autofinanciado y financiado por micromecenazgo.
La idea de iniciar una campaña de crowdfunding surgió de la experiencia realizada durante la Expo 2015 de Milán, en el marco de la iniciativa Vivaio delle idee (Vivero de ideas), con el objetivo de acercar a la gente a la tierra. Gianfranco tuvo la idea de crear una conexión entre él y sus clientes iniciando la campaña de micromecenazgo “Adopta una viña”. De este modo, se atraía a la gente para que apadrinara una viña, o más viñas en una parcela, y se hiciera un seguimiento de la viña apadrinada, informándole del crecimiento de la vid hasta la cosecha de las uvas, la producción y el envejecimiento del vino y el envío de las botellas. Al mismo tiempo, la propuesta consistía en una invitación a visitar la granja (venid a visitar mi viñedo), alojarse en la casa de vacaciones y degustar vinos junto con productos de la granja cocinados por él mismo a partir de antiguas recetas. Tras su primera experiencia de micromecenazgo, Gianfranco se puso en contacto con un grupo de expertos en comercio electrónico y recaudación de fondos de la plataforma Biorfarm (www.biorfarm.com), que reúne a agricultores de toda Italia para que cuenten sus historias y vendan sus productos mediante la acción de micromecenazgo “Adopta o dona un árbol”. En este caso, los productos finales vinculados a la viña son pasas de diferentes especies de vides. La vid aparece en una foto con el nombre del suscriptor que puede seguir el envío y la entrega del producto.
Un objetivo desafiante es hacer que un producto sea único, que gane en el mercado. Esto empieza por el terreno, el ecosistema, la elección de la biodiversidad y el proceso de producción, pero hay que comunicarlo y promocionarlo para que sea conocido. Por ello, el conocimiento y el uso de las tecnologías web existentes, así como las técnicas de financiación de su negocio, son fundamentales. También es clave contar con un asesor estratégico que ayude a diseñar una estrategia empresarial sólida. Sus consejos a todos los agricultores se pueden resumir en lo siguiente: partir de la tradición y la biodiversidad y encontrar un producto innovador de calidad; estar en sintonía con el mundo y bien conectado con tus clientes y seguidores; hacer realidad tus ideas y tu visión a través de una financiación innovadora como un micromecenazgo con un enfoque en formas personalizadas de capital privado.
Experiencias de formación y lagunas: Gianfranco partió en primer lugar de su pasión por la tierra y se interesó especialmente por la viticultura, la gestión y la economía empresarial, las técnicas y la mecánica agrícolas, los conocimientos sobre equipos agrícolas y cadenas de suministro y la gestión de la calidad.
En su opinión, todas esas competencias son fundamentales para gestionar una explotación agrícola.
Le gustaría profundizar sus conocimientos en: i) lengua inglesa, ii) Maestro del Vino, y iii) estrategia de comunicación.
El sector del vino se caracteriza por una dimensión global, ya que representa cada vez más un símbolo de valores geográficos y culturales.
Hay movimientos de agricultores en muchos países que contribuyen a redescubrir antiguas variedades bien diferenciadas de otras y que dan un toque de calidad a los productos.
Desde este punto de vista, el vino puede considerarse una excelencia de la producción alimentaria local en estrecha relación con los productos tradicionalmente patrimoniales.
Pensar globalmente y actuar localmente es una tendencia para una agricultura más sostenible desde el punto de vista económico y medioambiental y un objetivo valioso para todos los jóvenes agricultores.
Consideraciones finales: Gianfranco es un empresario hecho a sí mismo, pero con maestros de mi familia, como su abuelo, y enólogos que le asesoran y aconsejan. Este tipo de asesoramiento también fue fundamental para que Gianfranco se abriera al mundo y se convirtiera en juez internacional de vinos. Desde ese observatorio puede entender la evolución del mundo del vino.
Sus principales cursos de formación y experiencias prácticas se basaron en la gestión de explotaciones agrícolas, la comercialización y las técnicas agrícolas y alimentarias en el sector de la viticultura y el vino
Recibió asesoramiento sobre gestión de la Cámara de Comercio y del ICE (Instituto Italiano de Comercio Exterior); sobre marketing del IC y asesoramiento técnico de los viticultores.
Uno de sus consejos más importantes es elegir un asesor estratégico para crear tu estrategia.
Según Gianfranco, una contribución estratégica de las políticas europeas al desarrollo rural local podría ser la financiación de proyectos agrícolas a través de convocatorias de propuestas no condicionadas a categorías específicas de inversiones, sino sólo a criterios generales como la sostenibilidad, la reducción de la huella ecológica y las medidas de economía circular.
El aprendizaje informal, a través de redes de agricultores que comparten sus experiencias, conocimientos y competencias, no es menos importante que la formación formal. Gianfranco participa activamente en algunas redes, como Biorfarm, para negocios digitales, la empresa emergente I nuovi mille, basada en el desarrollo rural sostenible, y los Grupos de Compra Comunitaria (GAS), Le galline felici (Las gallinas felices) y L’alveare che dice si (La colmena que dice sí).
